miércoles, 25 de junio de 2014

Sentado en la esquina de la cama, mientras se ponía los zapatos, él pensaba...la pensaba...
Quería escribirle, hacerle saber que ella estaba presente en él, que tenía ganas de volver a verla.
Sabía que lo iba a hacer pero no sabía el cómo ni el cuándo, sí el porqué.

Agarró el celular para ver si estaba conectada...conectada...esas palabras le resonaban...
¿Y si no existieran  los "en línea", si se volviera a los tiempos donde el teléfono fijo era la única conexión-
más aún reflexionaba- ¿y si se volviera a las cartas y a los tiempos eternos de espera?, al místico misterio lleno de esa tensión particular que potencia las sensaciones y sentimientos, ese confiar en que todo juega a favor de las partes y que lo que debe suceder sucederá, y lo que no por algo será...siempre hay algo más allá...una fuerza invisible y linda que nos atraviesa, y nos mantiene en continuo movimiento...

Con la mirada perdida, se reconoció por completo, sabía dónde se encontraba, en todo sentido...
Dejó el celular, se vistió y salió a caminar por la calle en ese día frío y seco de otoño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario